Es probable que en algún momento te hayas fijado de que en las fotos más viejas del inolvidable Programa de Transbordadores Espaciales de la NASA, el gigantesco tanque de combustible externo con el que despega era de un brillante color blanco, y no de ese naranja oxidado al que nos hemos acostumbrado a lo largo de los años. Pero, ¿qué ocasionó que la NASA cambiara el color de su tanque? ¿Simplemente su diseño o algo más?
Originalmente, el tanque externo del transbordador estaba pintado con una pintura de látex blanco especial que no estaba dirigida a combinar con el resto de partes de la nave espacial, sino que su propósito era reflejar los rayos ultravioleta, para mantener así lo más refrigerado posible al oxígeno líquido y el hidrógeno líquido dentro del tanque después de que fuera llenado, y mientras esperaba su lanzamiento.
Después de los dos vuelos espaciales de los transbordadores de la NASA, STS-1 y STS-2, la NASA en conjunto con Lockheed Martin (quienes construyeron los tanques) decidieron que esa protección extra a las altas temperaturas y los rayos ultravioletas en realidad no era necesaria, y al no incluir esta pintura el tanque iba a reducir su peso en más de 270 kilogramos. Este peso que se ahorrarían los ingenieros al no pintar el tanque podía ser aprovechado para añadir más carga útil o, sencillamente, mejorar el rendimiento del cohete. Como resultado de esta investigación, las siguientes misiones sencillamente regresaron al color original de la espuma aislante que recubre el tanque, la cual era un naranja oxidado.
Color final del tanque de combustible externo de los transbordadores:
Hoy en día estas fotos de transbordadores con sus impecables y gigantescos tanques de combustible blanco de inicios de la década de 1980 quedan como un grandioso recuerdo de una maravillosa época para la NASA. Lamentablemente, al final el Programa de Transbordadores terminó siendo algo muy costoso para mantener que nunca sacaría a la humanidad de la órbita de la Tierra, era una especie de ancla y no una nave que pudiera facilitar la exploración espacial mucho más allá de nuestra órbita.
Además, el tanque externo de los transbordadores traería aún más problemas al programa luego de la trágica pérdida del Columbia (y los seis miembros de su tripulación) en el año 2003. De todas formas, todavía hoy son muchos los que piensan que el retiro (o jubilación) de los transbordadores fue algo apresurado, sobretodo porque hoy en día conocemos mucho mejor cómo operar estos sistemas complejos de una forma mucho más segura.
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