Podemos imaginar una oscura y extraña biblioteca en el corazón de Praga. En su interior, algunos raros manuscritos esperan en la estantería. Unos pocos son tan viejos y ajados que apenas pueden tocarse sin que se desmenucen. Otros son más nuevos y sofisticados, pero todos hechos a mano e ilustrados con paciencia. Pero entre ellos destaca uno. Un libro que ha pertenecido a un emperador. Y a un increíble sabio antes que él. Y a un botánico... Sin embargo, ahora el libro es una pieza inútil en la estantería de Georg Baresch, el Alquimista. Pues ni si quiera él, con su importante colección de conocimientos herméticos, ha conseguido descifrar un sólo ápice del misterioso Manuscrito Voynich. Lo que contamos es una historia real que concierne a uno de los documentos más ladinos que ha existido en la Tierra.
¿Qué es el Manuscrito Voynich?
Cientos de años después, el Manuscrito Voynich se encuentra a buen recaudo dentro de la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos. Pero ni las más modernas técnicas ni los algoritmos más potentes han conseguido, todavía, descifrar nada sobre el oscuro Manuscrito Voynich. Este documento es un libro que consta de 240 páginas, aunque sabemos que se han perdido varias a lo largo de la historia. En él hay una gran cantidad de texto escrito a mano e ilustraciones en prácticamente todas las hojas. Las ilustraciones parecen indicar que el texto está dividido en secciones temáticas que van desde la botánica a la astrología (y astronomía). El texto está en un idioma por completo desconocido llamado Voynichés en honor al especialista lituano en libros antiguos Wilfrid M. Voynich, quien rescató el libro en 1912 tras casi 250 años perdido. Ni que decir tiene que el propio Voynich no pudo descifrar nada del mismo. Pero lo rescató del olvido, razón por la que lleva su nombre.
No sólo el idioma es desconocido, sino que su alfabeto también lo es. Tras muchos trabajos y estudios, los investigadores descifraron un sistema de sustitución de caracteres (llamado EVA, European Voynich Alphabet), el cual no es del todo preciso, pero ha servido para transcribir el texto al alfabeto románico. A partir de aquí nos topamos con palabras sin sentido en un lenguaje por completo desconocido. Pero, ¿podría ser una elaborada broma? Un manuscrito que "aparenta" ser real, pero no lo es. Los siglos oscuros de la historia humana están llenos de ritos, textos herméticos, tradiciones alquímicas y mucho secretismo. No es extraño, tampoco, encontrar textos falsos para despistar (muy común entre los practicantes alquímicos) o, sencillamente, falsificaciones para sacar dinero y atención. ¿Es el Manuscrito Voynich una de estas pantomimas?
Un libro extraño pero real
Según los estudios realizados, el Manuscrito Voynich no parece ser un complicado engaño que simula un lenguaje indescifrable. Muy al contrario, existen varias pruebas que indican que el documento está escrito en un lenguaje real (desconocido o no) y con sentido. Así lo confirma la llamada "ley de Zipf", una ley empírica según la cual, en una lengua, la frecuencia de aparición de las palabras sigue una distribución característica según la aparición de las palabras. Esta ley, aunque es una aproximación, se cumple en todas las lenguas conocidas, incluyendo algunas artificiales como el esperanto (y no en otras como el Quenya, el Sinda o el Klingon, fantásticas). También se cumple en el Manuscrito Voynich. Es bastante improbable que su autor conociese esta ley unos 500 años antes de que la descubriesen, lo que da a entender que el texto ha de tener algún sentido lingüístico.
Por otro lado, existen más pruebas que lo sitúan en tiempo y lugar. Por ejemplo, las cartas que indican a quién perteneció, como el viejo alquimista de Praga, avaladas por el carbono 14, que permite confirmar los tiempos afirmados por la correspondencia. También confirman estos datos los análisis de los pigmentos usados en los dibujos y escrituras, que coinciden con las recetas medievales. Además, en el estudio más extendido, realizado en Yale, se ha identificado diferentes elementos característicos: la disposición de las estructuras ilustradas, el peinado o la ropa mostrada así como las plantas reflejadas. ¿Y qué ha conseguido resolver toda esta información? No demasiado.
Diseccionando el misterio
¿Qué sabemos entonces? Bueno, parece claro que el manuscrito está dividido en seis secciones: un herbario, un documento astronómico, un capítulos que versa sobre la biología, otro que versa sobre cosmología (el más difícil de descifrar) otro de farmacopea vegetal y, por último, un apartado de "recetas". Aunque por su contenido el texto puede parecer de corte alquímico, lo cierto es que carece de la simbología más típica de la alquimia medieval, faltando ciertas ilustraciones y símbolos típicos de la época. Por otro lado, se han identificado plantas concretas que podrían ayudar a situar la localización desde la que se escribió el libro. Esto es importantísimo para poder entenderlo. En primer lugar, para identificar el idioma desde el que se escribió el texto. En segundo, para entender su contextualización.
Pero, hablando del texto. ¿Ante qué nos encontramos? Existen diversas hipótesis sobre su confección. El texto está escrito de izquierda a derecha y por alguien que "sabía" lo que estaba escribiendo con naturalidad. Es decir, que no se calculó minuciosamente cada carácter antes de escribirlo, sino que se hizo de forma fluida. El texto es bastante diferente de las lenguas europeas. En particular, no existen palabras con más de 10 letras y su distribución dentro de una palabra es algo peculiar. Muestra características que pueden dar a entender que se trata de un alfabeto más reducido o procedente de otras lenguas no románicas.
Hay quien piensa que en realidad el Manuscrito Voynich es un texto cifrado o un código para descifrar otros textosPor otro lado, hay quien piensa que en realidad el Manuscrito Voynich es un texto cifrado o, incluso, un texto de códigos para descifrar otros textos. También podría ser un documento escrito en diversas lenguas, mezcladas o separadas. O, sencillamente, estar escrito en una lengua que desconocemos. Ante esta hipótesis las ilustraciones de las plantas parecen apuntar a una lengua mesoamericana de la que no nos queda constancia. Aunque sigue siendo una hipótesis compleja de probar. Por mucho que hemos estudiado, usado técnicas criptográficas, desempolvado viejas lenguas y todo nuestro saber, el Manuscrito Voynich sigue siendo un auténtico misterio. ¿Quién sabe qué esconden sus páginas? Por el momento, estamos tan a oscuras como el propio Baresch en su biblioteca de Praga.
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