Durante más de un año, los puntos brillantes del planeta enano Ceres han tenido perplejos a los astrónomos. Las manchas perdieron parte de su misterio en diciembre, cuando descubrimos que básicamente son enormes montones de sal. Ahora, nuevas observaciones de Ceres añaden un nuevo dato fasinante: están cambiando.
Paulo Molaro, del observatorio astronómico INAF-Trieste, ha pasado el último verano midiendo la luz que reflejan los puntos brillantes en el cráter Occator mediante el telescopio e 3,6 metros del Observatorio Europeo del Sur. Lo que ha descubierto es bastante sorprendente. Las manchas aumentan y disminuyen su brillo a lo largo del día.
Los resultados de la observación se acaban de publicar en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, y corroboran algunas observaciones previas de cambios en el brillo del cráter Occator. Los datos hacen sospechar de actividad geológica en Ceres, un planetoide vinculado al cinturón de Asteroides entre Marte y Júpiter cuya complejidad hace tiempo que ha sobrepasado nuestras expectativas más optimistas.
Ceres se ha hecho un hueco en la historia de la astronomía después de que la sonda espacial Dawn de la NASA comenzara a orbitar a su alrededor. A medida que se acercaba al planetoide, la sonda ha cartografiado un complejo paisaje con montañas, valles, cráteres y más de 130 puntos brillantes.
Durante meses, los astrónomos creyeron que los puntos eran agua helada, pero un análisis de espectro publicado en Nature llegó a una conclusión diferente. Las manchas son acumulaciones de sales de sulfato de magnesio. El hecho de que tengan lugar en los cráteres hace sospechar que su origen está en una capa subterránea de salmuera que cubre todo el planeta y queda al descubierto con los impactos.
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